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  • Javier Guillamón Álvarez
Javier Guillamón Álvarez
N.º 27, Artículos, pages 141-154
Accepted: Jan 18, 2016

Abstract

El régimen señorial consistía en patrimonializar las funciones públicas, que pasaban a la esfera privada de sus detentadores, de modo que el vínculo público se sustituía por la mera relación de poder. Así, los oficios se hacían venales y los señoríos jurisdiccionales, privados, y se producía una clara privatización de las relaciones políticas, que reclamaban negociación. Joaquín Costa se interesó por algunas directrices de los ministros ilustrados en orden a una nueva organización social, la reforma social, en la que se asociaban el Estado y los particulares para restaurar la agricultura, las manufacturas y el comercio. Con la denuncia del caciquismo timocrático que tiranizaba los pueblos, las tierras de aprovechamiento común y los arbitrios, ponía el dedo en la llaga de un comportamiento mafioso de los poderosos respecto de los menesterosos. Son de resaltar sus opiniones sobre la tasa del grano (Real Pragmática de 1765) y el concepto del trabajo como medida de los precios. Costa detecta que los campesinos no podían hacer suyo el producto íntegro del trabajo —algo que está en el origen del socialismo contemporáneo—, y se pregunta por qué no organizar las cosas de forma que el instrumento tierra sea común y nadie pueda carecer nunca de él. El problema no era la tasa, sino la forma de propiedad.

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