El Diálogo de Mercurio y la Virtud, de León Bautista Alberti, traducido por Bartolomé Leonardo de Argensola, en su contexto humanístico
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Resumen
Argensola acomuna el diálogo Virtud, traducción del homónimo de León Bautista Alberti, con los otros tres de los que es autor (Menipo litigante, Demócrito y Dédalo), con los que forma un todo; es decir, no será una mera traducción o imitación servil, sino que, al dotarla de un nuevo contexto,
flanqueada por los otros tres diálogos originales, le da un nuevo significado a la obra en sí y a la fuente albertiana. Por todo ello, Bartolomé Leonardo se muestra como un excelente cultivador de la sátira menipea, apoyada en dos de los modelos más conocidos de Luciano: el descenso al Hades del Menipo, en el homónimo Menipo litigante, y el vuelo del Icaromenipo en el Dédalo; pero con la particularidad de que, practicando la imitación compuesta (sin las particelle de los collages de Alberti), avecinda sus diálogos a las Intercenales de Alberti, que conoce bien, disponiendo el texto mediante contrastes funcionales entre la pars construens y la destruens. Argensola, así, recupera al mejor Luciano y al llamado Lucianus Italicus, Alberti, sin las moralinas de otros traductores, editores o continuadores españoles. Porque, recuerda, la sátira no es una mera “matraca”, sino una verdadera “philosophia”, que “castigat ridendo mores”, como diría Demócrito, aunque exige un "animus" estoico, que distinga el logos y el pathos, la verdad y la opinión.